Antonio García: “A nuestro universo clásico le damos un punto de contemporaneidad”

En el mundo de la moda, Antonio García simboliza la alta costura atemporal. La firma de moda, formada por los hermanos Antonio y Fernando, celebra sus 25 años en uno de los momentos más bonitos de su trayectoria y es que la elegancia y la esencia perdurable de sus diseños nos traslada a esos atelieres de la alta costura parisina del siglo XX.   

Creativos y apasionados, estos hermanos crecieron entre tejidos y patrones en el taller de costura de su casa. Ese “germen doméstico”, según Antonio, se convirtió en una forma de vida.  Antonio dirige el atelier y Fernando compagina el diseño en la firma con su trabajo en el cine, con el que ha sido reconocido con dos Goyas al mejor vestuario. Comparten universo creativo y se compenetran a la perfección en todo el proceso del diseño, pero quizás, la clave del éxito de este tándem artístico está en la admiración mutua.

Sus diseños, con un ligero aroma a sur, se han convertido, sin quererlo, en un referente de la Slow Fashion, antes incluso de que existiera ese concepto. Y es que la esencia de Antonio García, su patronaje y sus tejidos, que se adaptan sutilmente al cuerpo de la mujer, lo convierten en referente de elegancia y personalidad. En definitiva, estos hermanos potencian el valor de la costura, la artesanía y la buena prenda.

Hablamos con Antonio, mientras Fernando atendía a uno de sus muchos compromisos cinematográficos.

Este año tenéis un hito importante que es vuestro 25 aniversario. Habéis recorrido un gran camino y lo habéis hecho poco a poco, manteniendo ese espíritu de taller y una manera de trabajar muy artesanal, sin provocaciones de convertirlo en una marca con producciones grandes.

Venimos de lo más básico, humilde y honesto que es un tallercito en casa. Nuestra madre era modista y, como era muy tradicional entonces, tenía su taller en casa. Uncontexto con el que vivía día a día era algo cotidiano, y empezó a formar parte de mi universo creativo. Ese germen doméstico se fue convirtiendo en una vocación, una pasión y una forma de vida. Nuestra perspectiva empresarial ha ido poco a poco, de una forma muy natural y por una razón muy básica: Fernando y yo somos gente creativa, quizás artistas, no tenemos tanta vocación empresarial y hemos hecho lo que hemos podido, pero lo que hemos hecho lo disfrutamos mucho y nos encanta.

Tradición y creatividad, tenéis la calidad de la esencia. Hacéis unas líneas muy femeninas, elegantes y atemporales.

Efectivamente, la atemporalidad es uno de los rasgos que nos definen porque nuestro universo es clásico, se basa en la cultura de la moda de los grandes diseñadores de mediados del XX, que nos han influido muchísimo. La elegancia, el buen gusto, las prendas bien hechas, los buenos tejidos… rasgos que son muy clásicos y son muy nuestros, pero que les damos un punto de contemporaneidad. Con motivo del 25 aniversario presentamos el pasado mes de abril, una colección cápsula de novias y pusimos, en uno de los maniquíes, un vestido de novia de una colección mía de hace 20 años. Ese traje llamó mucho la atención en este último evento. Es decir, hacer propuestas que pervivan en el tiempo para nosotros es un valor añadido y es algo que nos define muchísimo.

Las novias son una parte importantísima de vuestro taller, con un estilo en el que también mantenéis una elegancia perdurable.

Las bodas tienen un valor muy importante en nuestro mundo, son el motor de la moda a medida en nuestro país y también de nuestro taller. Y lo que hacemos de novias también tiene plasmada nuestra filosofía, la atemporalidad, ese punto clásico, actual y contemporáneo.

El low cost está haciendo que se esté denostando el prêt a porter y, por otro lado, el tema de la sostenibilidad hace que sea fundamental que las prendas perduren. Resistir en este contexto debe ser complejo.

En moda, frente a las grandes producciones y esos ritmos tan frenéticos, hay una vertiente que se llama el Slow Fashion. El Slow Fashion es moverte desde otra perspectiva mental, invertir más en menos prendas de mayor calidad que van a perdurar en el tiempo y es una actitud más ecológica y sostenible. En nuestro caso, esto del Slow Fashion es lo que llevamos haciendo toda la vida. Nos hemos dedicado más a la artesanía, concretamente a la alta costura, y eso no es ni más ni menos que tiempo, pausas en el tiempo, conversaciones con las clientas, pruebas. ¿Hay algo más Slow Fashion que llegar y encargar un traje con un determinado tiempo de antelación y que se te hace poco a poco?

De hecho, no hacéis colecciones por temporadas. Recuerda mucho a esa manera de trabajar como la de los grandes músicos, que están un tiempo inspirándose y salen cuando tienen algo nuevo.

Tienes razón en parte, lo que hacemos día a día es costura a medida y para esto no necesitas hacer colecciones cada seis meses. Sí hubo un momento en el que nos embarcamos a hacer prêt a porter y evidentemente teníamos que seguir esas pautas de hacer colecciones, pero las que hicimos eran producciones pequeñas. Y, aún así, combinar la costura a medida con las colecciones era una auténtica locura y un tren del que Fernando y yo decidimos bajarnos. No teníamos capacidad para abarcarlo todo. Y dimos prioridad a lo que nos de comer a nosotros y a nuestro equipo, que lleva muchos años con nosotros que es algo que respetamos mucho.  Así que hacemos colecciones cuando podemos, y lo hacemos de forma natural, cuando el taller nos lo permite. Como diseñadores tenemos que seguir comunicando y las colecciones son una buena herramienta de comunicación y marketing.  Y este año, por supuesto, con nuestro 25 aniversario estamos preparando una colección preciosa, que presentaremos en septiembre, con un desfile en la Real Fábrica de Artillería. Estamos poniendo toda la carne en el asador en este evento para celebrarlo. Y lo celebraremos haciendo moda. 

¿Nos puedes avanzar algo de esa colección que estáis preparando para celebrar esos 25 años?

Primero, decir que estamos en un momento muy bonito, encantados de haber llegado a este punto y por qué no decirlo, de una forma cómoda y muy agradable. Y esto si es buen motivo para diseñar una colección conmemorativa de estos 25 años, muy especial. En ella contamos nuestro bagaje y nuestro universo creativo. Es una colección muy nuestra, muy Antonio García, muy de mirar a nuestro interior, remitiéndonos a nuestro mundo, a lo que defendemos y lo que llevamos haciendo toda la vida: cosas bonitas, de calidad, con prendas con las que la mujer se vea favorecida, guapa y las ayude a sentirse segura y que se diviertan con ella.

De dónde nace vuestra inspiración, cómo hacéis esa escucha y vuestras aportaciones, Fernando con esa mirada del cine y tú con todo el conocimiento del taller. 

Digamos que, por una razón biológica, tenemos el mismo universo, nos gusta la belleza clásica pero contemporánea y nos movemos a partir de ahí. Evidentemente, luego cada uno tiene sus parcelas más íntimas o personales. A mí me inspira muchísimo la música, el cine y el mundo de la moda en sí mismo: las modelos, la parafernalia de los desfiles, los backstages, es decir el mundo intrínseco de la moda me fascina.  Igualmente le pasa a Fernando, es un mitómano de la época de las supermodelos de los 90, con Naomi Campbell, Christy Turlington y todo ese grupo. Y por supuesto, a Fernando le inspira muchísimo el mundo del cine. Además, vivimos en Sevilla, que es una ciudad preciosa que inspira, estimula y continuamente te está dando información estética, así que todo eso ayuda y nos inspira.

Y luego, cuando trabajas a medida y tienes delante de ti a una chica, que viene para que tú la vistas para un evento importante para ella como puede ser la boda de su hermana, el contexto es otro. Es más personalizado, más sui generis, y es algo muy bonito porque te llega alguien que no conoces y en una conversación de una hora tienes que extraer toda la información posible para hacerle una propuesta. Es un reto que yo hago a diario y estoy acostumbrado, tengo mis herramientas que me ayudan a sacar toda esa información.

Ahora que cumplís 25 años cómo has vivido el cambio que se ha producido en la mujer, en sus gustos. Cómo has visto esa evolución.

Ha habido una evolución absoluta y puedo hablar desde el punto de vista de conocer a la mujer, porque llevo toda la vida escuchándoos y proponiéndoos. La mujer ha cambiado muchísimo, ha ganado muchísima independencia a todos los niveles, pero fundamentalmente independencia mental. Creo que la mujer se ha quitado un peso de encima, muchísimas trabas y eso la ha empoderado muchísimo. Y ahora tiene otras necesidades, que nacen de ellas mismas. Igual quiere ir guapísima y estupenda porque quiere y para una misma y antes quizás estaban más supeditadas a la opinión de otras personas. Fundamentalmente resaltaría la independencia, la seguridad y el empoderamiento.

Hacéis un tándem único, un dúo único. Cada uno con sus aportaciones. Fernando el cine y tú el conocimiento de taller.

Que uno de nosotros se dedique al cine le da a nuestra firma un matiz muy personal y muy rico. Fernando es mi hermano pequeño, le llevo 10 años, cuando estudiaba diseño, él siempre estaba por allí, miraba y estaba siempre presente. Cuando empecé a trabajar con mi taller Fernando estuvo de una forma intermitente y siempre vi que le encantaba, aunque él empezó a estudiar decoración y luego hizo cine. Pero siempre estuvo conmigo ayudándome e interviniendo hasta que hubo un momento se hizo socio de la marca. Fernando tiene una frescura natural en su cabeza a la hora de observar, definir y adjetivar lo que está observando. Tiene una capacidad tremenda y además es un trabajador incansable. Dedica muchísimo tiempo a su trabajo y va a por todas tanto con su trabajo como en el atelier. En el día a día yo llevo más el taller tengo más conocimiento de la estructura de la prenda, de cómo se hace. Y Fernando tiene una visión más externa, más del estilista, él valora y aporta, creo que esto tiene que ver con el ojo del cine, que es a lo que él está acostumbrado. Y luego tiene una sensibilidad para combinar colores, increíble. Creo que está primero Pierpaolo Piccioli, el que hasta hace nada era director creativo de la casa Valentino, que lo hace de una forma magistral y luego está mi hermano Fernando (ríe).

En medio de un mundo que va tan rápido, cuesta encontrar una forma de trabajar como la vuestra, donde se ve mucha cultura y un trabajo muy constante.

Nosotros venimos de una generación donde la base del trabajo era el esfuerzo. En nuestro caso estamos donde estamos por esa cultura del esfuerzo, de trabajar día a día y dedicarnos a algo que nos encanta. Es fundamental tener una cultura de moda, que es una base de conocimiento para poder moverte a partir de ahí. De hecho, la moda es cultura, los diseñadores somos esponjas que pasamos por todos los filtros posibles: la música, el cine, el teatro, … todo eso es información que pasamos por nuestro filtro y de una forma creativa creamos un producto. 

Fernando y yo creemos que nos encontramos como en una mini isla donde hacemos lo que nos gusta y el resto del mundo va por otros derroteros, pero no solo en moda, sino también en cine.

Sois artistas que utilizáis la creatividad, la esencia, la formación y que habéis permanecido con vuestro saber hacer. Estáis en muy buen momento.

Así es, estamos haciendo lo que más nos gusta a nivel estilístico. Cada vez nos inspiramos más en lo que nos gusta y no tanto en las modas. Trabajamos de una forma cómoda desde ese punto de vista, de mirarnos más hacia dentro que mirar hacia fuera, por supuesto que mirar fuera siempre es importantísimo. Pero digamos que esto es la perspectiva del tiempo y de la experiencia, lo que te da esa seguridad que te dan los años.

Vuestra filosofía está definida por “la buena prenda”. ¿Con qué tejidos os gusta más trabajar?

El tejido es la materia, es importantísimo, podría decir que es casi la materia viva con la que trabajamos. Hay que escuchar al tejido, hay que oírlo, qué te dice, cómo se mueve, qué caída tiene. Nos encantan los buenos tejidos y además los tejidos clásicos de toda la vida. Tecnológicamente el mundo del tejido ha avanzado muchísimo y ahora se hacen unas mezclas increíbles, pero básicamente nos gustan que sean buenos, con buenas caídas, que tengan personalidad. Los clásicos como la seda, las organzas, el gazar, los tules, el satén, el terciopelo, las buenas lanas, el mohair, es decir, los clásicos de la alta costura. Ahora hay mucho mundo de tejidos ecológicos, sostenibles y también nos gustan y los defendemos.

En vuestras colecciones sorprende mucho la mezcla de colores, muy elegantes y a la vez disruptivas. Y esto quizás os pasa también con la influencia de vuestra ciudad, que tenéis un toque andaluz, que se huele, pero sin caer en estereotipos.

Es cierto que básicamente no tenemos un estilo andaluz, no somos nada locales en ese sentido. Pero sí que es verdad que, por genética, porque somos andaluces y vivimos aquí, sí que tenemos ese giro, que no sé cómo calificarlo, que puede denotar que venimos del sur, pero de esa forma no tan aflamencada y tan tópica. Sin darte cuenta hay sur.

Es muy bonito escucharte hablar de una profesión que se nota que te gusta mucho y estáis en un entorno muy favorable, como es la ciudad de Sevilla.

Sevilla es un placer, nosotros tenemos el estudio cerca de la Plaza del Museo. Es un barrio muy bonito, elegante, muy sevillano y castizo. Estamos al lado del museo de Bellas Artes y el camino de mi casa al taller lo hago a pie, es un camino que para mí es un alimento porque es un paseo precioso. Además, ver cómo va cambiando la plaza con sus árboles según las estaciones, su luz, el cielo. Es algo que vivo mucho y que me parece súper bonito. Por supuesto, el resto de la ciudad es maravillosa.

Esperamos que también te guste Cádiz y nos vengas a ver a Sotogrande y verte por el KE.

Bueno Cádiz me encanta, de hecho, tengo casa en Zahara de los Atunes. Y Sotogrande nos encanta.

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