EL TRAZO ARTÍSTICO MARINÉ

Las décadas de la extensa obra de Mariné se suceden entre sus divertidas colecciones de juguetes, libros y más libros, revistas, lienzos apilados que nos hablan y muestran su imaginación desbordante, curiosa y “en constante movimiento”. Lejos pero cerca de Madrid, la “Nave” es el refugio donde crea, experimenta, se inspira y se divierte. 

Oscar Mariné, uno de los artistas contemporáneos que más vivencias acumula en la historia reciente del mundo del arte, nos ha regalado, sin saberlo, una clase magistral. Aderezada con esos golpes de humor inteligente, cercanía, autenticidad y, ni que decir tiene, buena música.

Óscar ha conseguido convertir sus diseños en iconos culturales, un olimpo reservado solo para unos pocos. Si pensamos en “Todo sobre mi madre”, antes incluso que la película, nos atraviesa el recuerdo de su cartel, con la imagen de “una mujer española, rubia, chulona y moderna”, con ese trazo enérgico Mariné. Tras 25 años sigue en la memoria colectiva “porque nos acerca al arte”. Así es como el maestro ha traspasado la disciplina del diseño.  Dice Mariné que “el diseño es una suma de todo, de inteligencia de cultura y de componentes artísticos”. Y eso es Óscar: un director de orquesta que toca todas las teclas y compone una sinfonía. 

Para Mariné la cultura y el arte es la base de todo, “hay que conocer todo lo que se ha hecho, la historia y viajar mucho, pero no como turista, yo de antes de dar el primer trazo ya había recorrido medio mundo. Un buen diseño debe ir imbuido de cultura, responsabilidad y, por supuesto, de calidad”. Reconocido como Premio Nacional de Diseño 2010, Óscar Mariné, ha magnificado el poder comunicador del diseño gráfico. Es consciente de la suerte que tuvo de haber nacido en un entorno creativo – es hijo de Juan Mariné – probablemente el director de fotografía más mítico de nuestro cine y de quien reconoce que aprendió a mirar, a observar desde el otra lado y la responsabilidad de la creación.

Su trayectoria profesional responde a ese impulso que le hace replantear todo cada día. Vivió y participó activamente en la movida de los 80, lanzó la revista “Madrid me mata”, que se convirtió en un símbolo cultural de la época y que, sin pretenderlo le sirvió para entrar por la puerta grande en Nueva York de la mano de Tibor Kalman. “Llegué a Nueva York con una carpeta con mis trabajos y en 8 días mi obra estaba en la Feria de Arte de Chicago, junto a Warhol”, recuerda. Fue ahí cuando entró en el Club Absolut, junto con Warhol, Haring, Scharf y Ruscha. Absoltut Mariné se convertiría en su primer éxito internacional, y del que habla en plural consciente de su línea temporal, de los saltos de su historia.  “Cuando llegamos a Absolut no lo hicimos como creativos, llegamos como artistas. Pusimos el arte al servicio de la comunicación”, mientras recuerda esos años en los que ya trabaja en su estudio de Nueva York.

Óscar Mariné nunca se quedó en la Gran Manzana a saborear las mieles del éxito, por eso sigue siendo honesto, sencillo y con la curiosidad intacta. Tras Nueva York, fue a por su siguiente reto y que considera uno de sus mayores logros: su colaboración con Foster. “Norman Foster me invitó como diseñador gráfico a la convocatoria mundial para hacer su marca, luchamos y logramos ganar a Pentagram, que era considerado el mejor estudio del mundo. Fue uno de mis mejores retos como diseñador y una experiencia de mi vida”.

Esa impronta Mariné, inteligente y creativa, ha tocado todos los palos de la comunicación artística: carteles de cine, además de Almodóvar, Alex de la Iglesias, Julio Medem o David Trueba. Como buen melómano hizo portadas de discos, incluso para Bruce Springsteen, cabeceras de los principales periódicos y numerosas campañas e imágenes de marcas hasta 1800 referencias.

Toda su trayectoria y experiencia humana es un reflejo de su diálogo con el arte, un camino de coherencia que le ha llevado a tener una carrera consolidada en la que cada vez se demanda más su obra pictórica, que ha recorrido ciudades como Tokio, Nueva York, Milán, Venecia, Bolonia y, por supuesto, Madrid. “Todo sale del mismo estómago, tengo esa capacidad de comunicar y tener energía en las manos, que la gente percibe. Mi gesto, mi dibujo, cuando lo ves, te da esa energía”. Así es este artista que todo lo ha hecho y todo lo ha hecho perdurar.

¿Qué es la creatividad para ti?
Una forma de vivir

¿Se nace con ella o se puede aprender?
La creatividad es una profesión complicada que requiere saber. El autor tiene una responsabilidad inmensa, tienes que conocer lo que hacen tus compañeros, lo que han hecho en otros siglos, es decir, lo que se ha hecho en la historia.

Pero tienes que nacer curioso…
…Y tener una intuición suprema. Hay que tener curiosidad por todo, la lectura, la cultura y viajar mucho. Todo mi aprendizaje fue viajando y estudiando

Crecer en un entorno cinematográfico ayuda
Mi padre, con 103 años, sigue estudiando cada día. Es una suerte tener cerca a alguien que te enseña la responsabilidad de la creación. Aprendí de él a mirar, a enfocar, encuadrar y a observar como espectador.

Melómano, lector incansable, ¿qué es la cultura para ti?
La cultura es la base de todo, sin la experiencia de conocer a esos seres humanos que han dado su vida en hacer algo grande te pierdes algo importante. Estar rodeado de cosas buenas en música, cine, arte o libros es una forma de excitar tu posible talento. Cuando estás trabajando y escuchando una buena música dices este el nivel y te acercas a la cima del mundo.

Diseñador, artista, ilustrador, editor, pero prefieres comunicador
Las bases de la cultura están en la comunicación. El buen diseño proyecta ideas en la sociedad, somos escritores que manejamos formas, símbolos y palabras para contar historias. Mis maestros son diseñadores que con el tiempo han sido artistas como Rodchenko, Lissitzky, la Bauhaus. Todas mis referencias vienen de cuando el arte y la gráfica estaban juntas, y también la comunicación.

Sin embargo, comunicas a través del diseño
Creo que el diseño es una suma de todo. Es usar la inteligencia del ser humano para hacer las cosas mejor. Diseñar es dibujar y pensar las cosas antes de hacerlas, es comunicar y solucionar. Y además es que yo solo sirvo para esto (risas)

A esa racionalidad le metes componentes artísticos
Lo que se ve en esa obra artística es una estructura. Hace falta ser muy fino para elaborar un discurso editado, abstracto y concreto para luego meterle arte. Conseguir, por ejemplo, que una imagen como la mujer del cartel de Almodóvar recorra el mundo es porque se apoya en el arte.

Precisamente, la mujer es una de tus ilustraciones más icónicas
He estado en una generación donde la pelea de la mujer ha sido importante y además es la única revolución que ha triunfado. Y para mí la mujer es un símbolo y, sobre todo, es un buen símbolo de lucha.

Hoy todos podemos tener un Mariné. Llevas años explorando la pintura
Hay momentos para todo y cualquier técnica me interesa. Profundizar en ellas es todo un lujo.

El oficio de pintar es inmenso, no tiene final, es uno de los trabajos más complejos del mundo, viene desde los origines del género humano, sientes toda esa responsabilidad sobre la espalda al dibujar en un lienzo, aunque manejes las ideas más actuales.

Y ahora eres casi un alquimista
La alquimia retoma su espacio en tu vida, en tu mesa, el silencio del taller sirve de fondo para tu inspiración, para manejar tiempos y liturgias, mientras la obra empieza a aparecer. En la ventana cantan los pajarillos. Aunque en mi caso muchas veces es con música atronadora, la sensación mística me invade con frecuencia. Buscar la profundidad del vacío es embriagador.

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